PREGUNTAS
• ¿Qué podría decir respecto de las principales diferencias entre las prácticas teatrales actuales y las que UD conoce y ha transitado desde el comienzo de su hacer teatral?
Cuando yo comencé a hacer teatro estaba muy impresionado por obras como Delincuentes comunes del grupo homónimo dirigido por Paco Giménez o Jeremías de José Luis Arce, o la Opera Rock de Ricky Sued. Estas obras marcaron una nueva era del teatro en Córdoba y además dejaron su impronta los Festivales Latinoamericanos de teatro donde pude ver el primer espectáculo de La Fura del Baus 'Accions', el cual me abrió la cabeza en cuanto al teatro y sus posibilidades. Desde La Cochera en la 9 de Julio, se impulsaba un cambio estético e ideológico del teatro, también se reabrió el departamento de Teatro de la UNC. Eran tiempos de desparpajo, de provocación, de destape post dictadura. Esos eran mis comienzos teatrales, no se si reflejaban la totalidad del teatro cordobés pero eran los espacios que me interesaba transitar.
En la actualidad el teatro ha crecido y se ha multiplicado, hay más espacios independientes, más grupos también, tiene que ver con que hay más subsidios para la actividad teatral. Creo que hay más intercambio, por suerte, hay una generación joven de actores que trabajan con distintos directores y con distintos grupos y ésto es muy saludable. También creo que hay más profesionalidad, aunque todavía el medio cultural cordobés no permite vivir del teatro y no hay políticas estatales para que esto suceda, los teatristas trabajan y se dedican -a pesar de sus otros trabajos- de manera profesional a su actividad artística.
• ¿De qué manera las nuevas tecnologías y las transformaciones políticas y culturales han impactado en el hacer teatral en los últimos años? ¿Este impacto ha llevado ha para ud a transformaciones poéticas en la escena teatral? ¿Cuáles?
Habría que recortar el hacer teatral de Córdoba de otras realidades. Si bien en nuestra ciudad un recambio generacional trajo su bagaje cultural mucho más influenciado por los medios masivos de comunicación, el video clip y las nuevas tecnologías, todavía no veo reflejado un cambio demasiado profundo en el teatro cordobés. No tenemos acceso tecnológico porque las salas donde trabajamos apenas cuentan con luces, algunos grupos recién están experimentando con video en escena. Seguramente la crisis económica nos hizo más creativos en nuestra manera de producir, y seguramente hay una búsqueda estética nueva, algunos desde la palabra a la escena y otros desde la escena para arribar a un texto espectacular. Pero no hay un cambio profundo donde se ponga en juego la idea de representación, es decir lo performatico que no representa otra cosa, o tampoco en las puestas. En las últimas obras que vi, se trabaja desde lo frontal; también hay obras que imitan a la televisión o el cine. Me parece que todavía nos debemos una búsqueda más profunda. En tiempos donde el teatro no puede competir con esos medios, deberíamos averiguar ¿qué es aquello que solo podemos hacer a través del teatro? Creo que una buena pregunta es ¿qué es aquello que puede hacer el teatro y otros medios no?
• ¿Cómo han impactado estos cambios en su propia práctica teatral?
Yo me identifico con esta generación influenciada por los medios masivos de comunicación. Creo tener en mi manera de narrar la fragmentación y la no linealidad. Si bien en mi formación la fragmentación fue norma, tuve la necesidad de contar historias y entonces estudie dramaturgia, y esto me sirvió también para aprender a pensar el espectáculo desde su estructura más allá de la palabra. La dramaturgia en sí es uno de los temas de la actualidad en el teatro cordobés, cosa de la que antes no se hablaba. Aunque todos hacen dramaturgia -algunos desde la dirección, otros desde la actuación, otros desde la escritura- recién ahora se tiene en cuenta este rol. Creo que por eso también hay un creciente interés por estudiar de qué se trata esto de la dramaturgia.
• ¿Qué opina ud acerca de aquellas formas escénicas que algunos consideran en términos de post-representación, post-teatro o post-dramaturgia?
Bueno estamos en la era post-todo, algunos dicen que ya estamos pasando el post-modernismo. Creo que esta siendo tiempo de encontrarle un nombre un poco mas adecuado al presente, es como que ya pasó todo y estamos en un después indefinido no factible de nombrar. Yo creo que todos los principios incuestionables del teatro ya no se sostienen. El principio de que para que haya teatro hace falta un actor y un espectador, ya no es cierto. En la obra canadiense “Los ciegos” uno veía sobre el escenario solamente rostros de personas hablando sobre un fondo negro, al final uno descubría que no eran actores sino muñecos que “actuaban” y les puedo asegurar que el público se sentía espectador de un típica obra de teatro. Después del 11 de septiembre, la ficción tiene pocas chances de ganarle a la realidad. Esta realidad moldeada por los medios masivos se esta convirtiendo en nuestra materia prima para la ficción. Tampoco se puede hablar de personaje en tiempos de que el sujeto histórico no puede convenir con el que está al lado, qué es real y qué no. También creo que ya no sirve tener un rol comunicativo en el teatro, ¿para qué? si existen medios formidables de comunicación mucho más efectivos. Entonces, ¿para qué hacemos teatro?
• Hay un libro recientemente publicado en Francia de Denis Guenoun bajo el título "¿Es necesario el teatro?" ¿qué opina acerca de esta pregunta?
Bueno yo creo que los teatristas tenemos que ser conscientes que el mundo puede seguir girando aun sin nuestras obras. Particularmente creo que si dejo de hacer teatro no va a haber ninguna manifestación masiva reclamándome que vuelva a las tablas. Asumiendo ese rol periférico esta bueno pensar para qué hago teatro en estos tiempos, digo si soy consciente de que hago teatro no porque no puedo hacer cine o televisión, sino porque quiero hacer teatro. Y entonces vuelvo a la pregunta ¿qué es aquello que sólo se puede hacer en teatro y en otras disciplinas no? Hasta ahora lo único que puedo asegurar es que en teatro todavía se puede decir lo indecible, lo abyecto, lo no correcto, y quizás sea un buen motivo para seguir haciendo teatro, quizás todavía haya personas que quieran ser espectadores de lenguajes no moldeados por medios masivos.
• ¿Qué transformaciones sufrió su práctica teatral en las últimas décadas? En estos momentos qué puede decir que permanece de las formas escénicas que Ud. ha desarrollado desde los inicios de tu práctica?
Actualmente me interesa investigar sobre la misma realidad, creo que es la parte creativa que más disfruto; creo que el teatro documentalista me ha influenciado y trato de descubrir y quizás intervenir sobre esta realidad. También me planteo los límites de la representación, cada vez más inverosímil. Creo que en mis principios hacía teatro sólo como medio de expresión y ahora trato de llegar a un concepto con mi trabajo, de pensar para qué sirve lo que hago, que antes no me preocupaba. Creo que las obras que sólo tienen un propósito expresivo nos obligan a observar mundos subjetivos que pueden interesar o no y uno sólo lo puede juzgar en términos de si me gustó o no. En cambio cuando hay un concepto detrás de la obra, puedo ver si cumple o no con el objetivo y me permite reflexionar junto con el artista. También, a veces las obras son más inteligentes que los artistas y entonces se escapan a toda reflexión y entonces sólo queda disfrutar de lo obra.
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Entrevista propuesta por Valeria Cotaimich en el marco de su participación del Consejo de Redacción de la Revista El Apuntador a tres hacedores teatrales: Ariel Dávila, Jorge Villegas y Juan Aznar Campos. El apuntador. Nro. 16.
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